La dosis se adaptará al criterio médico y al cuadro clínico del paciente.
Como posología media de orientación, se aconseja: Trastornos de ansiedad y síntomas transitorios de ansiedad: Iniciar el tratamiento con 0,25-0,50 mg de Tranquinal, 2 ó 3 veces al día, posología que podrá aumentarse a fin de obtener el máximo efecto terapéutico en intervalos de 3 a 4 días, sin superar la dosis máxima de 4 mg diarios, en dosis separadas.
Se deberá emplear la dosis efectiva más baja posible, reevaluando periódicamente la necesidad de continuar el tratamiento.
El riesgo de dependencia puede incrementarse con el aumento de la dosis y de la duración del tratamiento.
En pacientes con insuficiencia hepática avanzada, debilitados o ancianos, se sugiere iniciar el tratamiento con 0,25 mg de Tranquinal, 2 ó 3 veces al día y aumentar la posología gradualmente, cuando lo requiera el control del cuadro clínico y la tolerancia del paciente lo permita.
Los ancianos pueden ser especialmente sensibles a los efectos de las benzodiazepinas. Si se presentan efectos secundarios con la dosis inicial, ésta puede ser disminuida.
Tanto la disminución de la dosis como la supresión del tratamiento se deben hacer gradualmente. Se sugiere no disminuir la dosis diaria en más de 0,50 mg cada tres días. Algunos pacientes pueden requerir reducciones aún más graduales.
Se puede iniciar el tratamiento con una dosis de 0,50 mg tres veces por día. Según sea la respuesta, se puede aumentar la dosis en intervalos de 3-4 días, en incrementos no mayores de 1 mg por día. Una titulación más lenta en el rango de dosificación por encima de 4 mg- /día puede ser aconsejable a fin de permitir la expresión completa de la acción farmacológica de Tranquinal. A fin de disminuir la posibilidad de síntomas interdosis, la administración se distribuirá durante las horas de vigilia con la mayor uniformidad posible, es decir, en forma reglada, tres o cuatro veces al día. Se desconoce la duración necesaria de tratamiento en los pacientes con ataques de pánico que responden a Tranquinal. Tras haber logrado un extenso período libre de ataques, se puede intentar, bajo cuidadosa supervisión, la supresión gradual, pero existe evidencia de que esto a menudo será difícil de lograr sin recurrencia de síntomas y/o la aparición de fenómenos de abstinencia. Si aparecen síntomas significativos de abstinencia, se deberá reinstituir la posología previa y sólo después de obtenida la reestabilización se podrá intentar un esquema de supresión más gradual. Experiencia clínica controlada, post-marketing, de supresión del tratamiento a pacientes con ataques de pánico comparando este tipo de supresión gradual con un esquema más lento indica que no habría diferencias entre ambos tipos de esquema en cuanto a la proporción de pacientes que logran llegar a dosis cero; sin embargo, la reducción más lenta se asoció a una frecuencia significativamente menor de síntomas de abstinencia. Se sugiere disminuir la dosis en no más de 0,5 mg cada 3 días, dan- do por sobreentendido que algunos pacientes pueden resultar beneficiados por una supresión aún más gradual. Algunos pacientes pueden ser resistentes a todo tipo de esquema de supresión.