Es posible que algunas mujeres experimenten cambios en el patrón de sangrado menstrual, amenorrea transitoria, tensión mamaria, sensibilidad en los senos, dolores de estómago, náuseas, vómitos, cefaleas, retención de agua y sal, cambios subclínicos en los test de excreción hepática, cambios en el peso corporal y en la libido.
Como en el uso de cualquier hormona sexual, también pueden observarse otras reacciones con menos frecuencia como mareos, nerviosismo, depresión, reacciones de la piel como acné o prurito, alteraciones auditivas o visuales, tos, dolor musculo esquelético, hirsutismo, debilidad o adormecimiento de un brazo o pierna.